jueves, 15 de marzo de 2012

BULLYING

Entrada Original, Domingo 18 de Julio del 2010

El acoso escolar ha aumentado un 47% en el curso 2009-2010. Es un dato escalofriante y me hace pensar que algo no esta funcionando bien. Eso es obvio. No se si es por culpa de los padres, si por culpa del centro, o que demonios esta pasando en nuestra sociedad, pero al igual que el maltrato, esto debería de pararse. Un 5% de este acoso, termina en suicidio. ¿Escalofriante verdad? Pues eso no es todo, lo más grabe, es que hay un tanto por ciento, de momento no hay datos, que acaba en asesinato.

No siempre es por maltrato físico, también y no menos importante es por el psicológico, acompañado de vejaciones horribles, grabadas en un móvil, que va pasando de móvil a móvil a un ritmo estrepitoso. A veces se cuelga en la red, la última moda. Se mofan, se aprovechan, le sacan dinero... y la víctima se siente culpable de lo que le esta pasando.

Si echamos la vista atrás, recordaremos el caso del chico de 13 años de Bilbao. Colegio público. Un recién llegado de Málaga, si la memoria no me falla. Hijo único. Un chico bastante delgado, alto, muy tímido. En su ciudad natal la gente le apreciaba, era querido. Él no quería marcharse, pero tuvieron que hacerlo, ya que al padre le habían trasladado al país vasco, con un aumento de sueldo considerable. Una oferta que no podía rechazar. La madre estaba en paro y se dedicaba a la casa. No podían permitirse el lujo de rechazar algo tan importante. Él resignado por la decisión de sus padres, se despidió de sus amigos. Era la última vez que los iba a ver. Si esto lo hubieran sabido sus padres, se hubieran quedado sin aumento, pero con su hijo vivo. Sigamos:

Llega un viernes a Bilbao. Su madre le acompaña por la tarde a su nuevo colegio. El director muy amable, les acompaña a su nueva aula. Allí les esperan sus nuevos compañeros. Hay mas chicas que chicos. Sus nuevos profesores se presentan uno a uno. Se siente bien con su madre al lado. Esta un poco triste porque ha tenido que separase de sus amigos. Pero se siente seguro, feliz por su padre. Una vez acaba la presentación, se dirigen al despacho. Antes de marcharse, tras la puerta, oye murmullos, cuchicheos... el director mira a la madre, y le comenta que es normal. Los chicos de hoy en día son así.

En su nueva casa se siente bien, feliz. Tiene una habitación amplia, con un nuevo escritorio; sus padres le han comprado un ordenador nuevo, más rápido. Se conecta al chat y habla con sus amigos.

Lunes. Nueve de la mañana. Esta sentado en un viejo banco de la escuela. Tiene en su mochila los libros del día. En otro macuto azul, tiene la ropa del gimnasio. Tiene a primera hora. Al profesor aún no le conoce. No estuvo en la presentación. Observa a la gente, a los grupitos. Se siente observado, pero tiene la mente en Málaga.

 
Hoy les hacen correr; él tiene una forma particular de correr, tuerce los pies hacía un lado. Siente las risas, y al pasar por su lado, algunos compañeros les llama "patoso", otros "marica"; empieza mal en su primer día de escuela. Lo más fuerte y curioso es que el profesor no hace nada para evitar los insultos. Las siguientes horas no fue mucho mejor. Como la pólvora, el rumor sobre él y su forma de correr había llegado a las clases compartidas con otros alumnos. Estaba jodidamente mal; deseaba llegar a casa.

Camino vuelta a casa, le habían dado unas cuantas collejas, con insultos. Era su primer día, no quería ni imaginar como iba a ser el resto. Antes de llegar a su casa, se sentó en un pequeño parque. María, compañera de clase, se sentó a su lado y le paso una nota. Él sonrió, la miro y le dio las gracias.

 
Ella fue la única amiga que tuvo en el colegio, pero por miedo a represalias, por amenazas recibidas no decía nada. El miedo se apoderó de los dos; a él le seguía robando la paga que le asignaban en casa; seguía recibiendo collejas, tortazos, bromas pesadas, incluso se le mearon encima en más de una ocasión.
Cada vez estaba más depresivo, cada vez tenía menos ganas de ir al colegio; él siempre había sacado buenas notas, pero había bajado su media notablemente. Le habían preguntado en casa, pero su única respuesta fue que había sido por el cambio, pero que en seguida las iba a recuperar. Incluso a veces tuvo que esconder la ropa, y lavarla a escondidas. Su timidez no permitió que sus padres vieran que algo le estaba pasando.
 
Las semanas iban pasando y aquello no mejoraba. Una vez, incluso le dieron una buena tunda de puñetazos. Eso no se podía esconder, y su madre le preguntó. Una pelea, por una chica, dijo con voz baja, pero segura. Él nunca mentía y su madre se lo creyó.
 
Así, un mes, otro, bromas, insultos, puñetazos, robos... él no podía más. Se sentía culpable de todo aquello. María había hablado con el director y sus profesores, pero no les HIZO CASO.
 
A los cinco meses de su llegada, el chico se suicidó.
 
Todos pusieron el grito en el cielo de lo ocurrido, pero ya era demasiado tarde. Todos se lamentaron, menos sus agresores, que se sintieron ganadores. Muy fuerte, pero cierto.
 
Todo esto salió publicado. Solo he echo un resumen con mis palabras.
 
Evitemos estas desgracias. Intentemos luchar contra todas estas injusticias.





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