viernes, 22 de septiembre de 2017

MINI TELATO ERÓTICO (VII)

He salido de trabajar alrededor de las ocho de la tarde, y hace algo de frío. Decido regresar a mi ático en metro. Me pongo mis cascos, mi música preferida y me dirijo hacia la estación. Meto mi mano en el bolsillo de la chaqueta y saco un cigarrillo. Lo enciendo y vuelvo a meter la mano. Le doy un par de caladas intensas, como si me fuera a relajar. No fumo mucho, unos cinco o seis cigarrillos diarios, y aunque alguna vez si pensé en dejar de fumar, al final, decidí continuar. A veces fumo menos y el fin de semana, pues quizás algo más; lo bueno, es que como no se puede fumar ya en muchos sitios, pues no siento la necesidad de salir del local, fumar y volver a entrar cada dos por tres, como si lo tuviera controlado. 

Estoy llegando a la estación y no encuentro la tarjeta, así que echó mano de mis monedas y me saco un billete sencillo. Me cuesta 1,80, algo caro pienso mientras la maquina traga mis monedas, pero a esa hora ya no me apetece volver andando. Paso el torno, y al llegar al andén veo que hay bastante gente; queda unos minutos para que llegue el próximo tren. Viene bastante lleno, así que estaremos algo apretujados. Entro en el vagón, aflojo la música, y con la mano izquierda me agarro a la barra. En la próxima estación, entra un tío que se puso delante de mí. Nuestras miradas se han cruzado y una chispa se ha encendido. No aguanta mi mirada perversa y se da la vuelta. No puedo apreciar bien si tiene buen culo, pero sin cortarme, rozo mi paquete, casi frotándome. Se empieza a poner morcillona, él la nota, se gira, sonríe… ya le tengo en el bote.

 Se baja varias paradas antes que yo, y se espera, casi desafiándome, como si no me fuera atrever a seguirle; me bajo, anda delante de mí, sabiendo que le estoy siguiendo. Sube la escalera, voy a unos cuantos pasos por detrás de él, doy un par de zancadas, le alcanzó, y poso mi mano en su trasero, me pongo delante de él, le como la boca; mi lengua juguetea con la suya y sin ningún pudor, le tiro un lapo, y le muerdo la boca. Sé que algunos nos están mirando, pero me importa una mierda. Nos besamos con pasión y su mano está ya sobándome el paquete. Al notar mi pollón, me dice “joder que rabaco” y como suelo yo decir “ese joder te delata”; Se apartó un poco y lo mira con deseo. El pantalón me va a reventar de la dura que la tengo.

 Tras un buen rato de sobeteo en la entrada del andén, nos dirigimos a su casa. Mi pollón está bien duro y ya deseo bajarme los pantalones y darle bien por el culo. Llegamos a su portal, y antes de entrar, le tiro un par de lapos y nos comemos la boca. Por encima del pantalón, le apretó su culo, y él nota mi cipote duro. Abre la puerta, nos montamos en el ascensor y seguimos con el magreo; nada más abrir la puerta de su piso, él se agacha, me desabrocha los botones del pantalón, y me saca el pollon. La come con ganas, casi desesperado. Se la saco de la boca, le doy unos pollazos, me tiro encima saliva, la sigue mamando… otros pollazos y nos desnudamos. Juega con mis pelotas, se las mete también en la boca, le doy con el rabo en la cara, le hago olerla, esta muy cerdo. Ahora es mi turno. Me meto su polla en la boca, mientras mis dedos entran en su culo. Primero uno, luego dos, luego tres y ya a cuatro patas, sigo jugando con su culo. Se lo cómo, juego con mi lengua y le doy unos cachetes. Le restriego mi polla, y empiezo a metérsela. Poco a poco, centímetro a centímetro, mientras le doy cachetes; voy subiendo el ritmo, el que marco yo, el que deseo en cada momento. Veo entrar y salir mi rabo, mis pelotas moviéndose al compás; subo el ritmo, empiezo a embestir, y él jadea como un perro en celo. Le estoy empotrando pero bien. El ritmo ya es brutal, los dos sudados, los dos muy cachondos… saco el rabo, me quito el preservativo y mi primera corrida para su cara. Abre la boca, esta con ganas. Se la meto en la boca y la limpia que da gusto. Mientras me la come, se la está meneando, así que le hago ponerse de pie, para que se corra en mi pecho.

 Nos tumbamos, con una cerveza en mano, un cigarro y ambos sudados. Me suelta que ha sido el polvo de su vida y que follo de puta madre. Se levanta y yo señalando a mi cipote le digo, que esto no h a terminado, que mi rabo quiere más de su boca y de su culo. Así que vamos a por el segundo asalto, menos mal que siempre llevo condones de mi talla en la mochila. Una vez bien satisfecho, ambos, y de darme una ducha placentera, me visto, le como la boca, le doy un muerdo en el cuello y me largo hacia el metro. No le di mi número de teléfono, simplemente le dije que me buscara en Twitter y que ya quedaríamos otro día. 

Llego a mi casa, me quito la ropa, me como un sándwich de jamón y queso, y me pongo a ver algunos capítulos de la serie de moda. Por supuesto que estoy en bolas, en caso se está a gusto, y satisfecho sexualmente, pero me apetece apretarme a la morenaza que conocí el otro día, así que, le mando un mensaje de voz, que si quería podía venir a mi casa. Me contestó en seguida, que iba a venir, pero con la condición que se quedaba a dormir; no hay problema, se puede quedar a dormir, pero yo le puse otra, que a la mañana siguiente me despertara con una buena mamada. No tardó en llegar a mi ático, así que, le abrí la puerta con el rabo morcillón, y mis buenos huevos recargándose de las corridas anteriores. Me sonrió y me dijo “tú siempre estás listo”. Me cogió la polla con la mano, soltándome un buen morreo. Le cogí la teta derecha y así nos dirigimos al sofá. Se quitó el vestido, y dios su cuerpo estaba perfecto y mi pollon preparado para la acción. Recorrió su lengua por mi cuerpo, sus manos no soltaban mis huevos. Se ensalivo la mano, recorriendo todos los centímetros de mi nabo; yo jugueteaba con sus tetas, que me volvían loco, más que loco. Me hizo una buena mamada y yo le hice un cunnilingus brutal. Follemos a saco toda la noche, dándole pollazos, y lefa por la cara y sus tetas, vamos, que quedemos bien satisfechos los dos y abrazados nos quedemos dormidos, y tal como me había prometido, a la mañana siguiente me despertó con una mamada espectacular y yo fallándola a cuatro patas, como a ella le gusta, cogiéndole del pelo, de sus tetas bien ricas, que me las comí bien a gusto, pasándole mi cipote, tanto en la cara como en su culo, me dejó metérsela por detrás, y una buena lefada en su lengua, vamos que nos fuimos al trabajo bien contentos