sábado, 30 de junio de 2012

¡AHORA SI QUE SI!

Entrada Original, Lunes 28 de Febrero del 2011

Que ganas que llegue la primavera, el buen tiempo, el sol, las flores recién florecidas, el césped verde y recién regado, poder pasear sin ir tiritando, tomar algo al aire libre, comer en el campo… Que ganas de esa primavera que nos alegra a la mayoría, aunque a otros les pueda fastidiar por sus alergias, pero en general la primavera suele gustar a todo el mundo; no sé si es porque la sangre nos altera, estamos más activos, más alegres, aunque las noticias nos digan lo contrario. Seguirán los atascos, la contaminación, el paro y un largo etcétera que nos puede preocupar, pero en definitiva es una estación para el amor, para estar contentos y mirar las cosas con otra cara. Si, suena a cuento o a novela italiana, pero me gusta mucho la primavera y ya deseo con ganas que llegué. Como se suele decir, cuando llega desaparece. O al menos lo digo yo, y con eso me vale ¡jejeje!

Bueno, tras una bonita y breve introducción, os quiero contar que ahora sí que no puedo retrasar más el viaje a Nueva York; como os conté en otras entradas, debería de haberme ido para Enero, pero el acontecimiento más feliz de mi vida, el nacimiento de mi pequeño, hizo retrasar el viaje; aunque los trabajos a realizar allí están muy adelantados y les he ido enviando material, no puedo esperar más. Como ya sabéis he ido viajando por Europa, y el salto a mi ciudad favorita es inmediato. Esta semana por lo pronto, nos vamos a Alemania, Berlín en concreto, a grabar unos anuncios, uno de ellos saldré yo, el de una marca de coche, conocida. Espero que os lo pueda enseñar en breve, sea en mi Twitter o en mi página oficial del Facebook. Y si no saldrá en Youtube. Pues eso, este viaje será de días. Anteriormente estuvimos en Paris y Milán.

Tras nuestra vuelta a Madrid, visita obligatoria de nuevo a Ermua, para despedirme de mis amigos y familiares, y siguiente destino Nueva York. Mi hijo, y Lucia, por supuesto vendrán conmigo. Allí nos espera renovaciones, grabaciones, disfrutar de la ciudad y sobre todo bastante trabajo. Pero al estar con mi hijo es otra historia. El pequeño está viajando con nosotros y seguirá así pues durante mucho tiempo; cuando toque ir a la escuela, será otro cantar, pero como ya sabéis no me gusta adelantar acontecimientos, mejor dicho, no me gusta hacer planes, así que por el momento, viajes tras viaje pasará a mi lado y el de su madre. Más o menos fecha prevista el quince de marzo.

El siete de marzo cumplirá ya tres meses, y está más guapo. Lo más seguro que le disfracemos, junto a sus primos. La verdad que cuando le vestimos de papa Noel estaba para comérselo. Cuando está nervioso o le cuesta dormirse, le subo a mi pecho, y al sentir mi contacto y yo el suyo, se tranquiliza. La madre también lo hace y la verdad que es una bonita sensación, que bajo mi punto de vista, todo el mundo debería de experimentar con un bebe. Cuando son tan pequeños, las piernas las suben y se parece una ranita. Me hace mucha gracia esa postura tan graciosa y se va quedando dormido, soltando sus babitas; sientes su respiración, su piel tan suave, y te llena de vida. Después le posas en la cuna, le admiras durante cinco minutos y la sensación de amarle aumenta por segundos… es tan bonito verle así, dormido, tranquilo… es bello, es hermoso pasar el tiempo a su lado. Cuando estoy en casa, intento pasar el mayor tiempo posible con él; al igual que bañarle, darle de comer, cambiarle el pañal… bueno, es lo que es ser padre; no entiendo como algunos les puede hacer sufrir… hoy no quiero una entrada triste. ¡Mi Asier, te quiero!

Respeto al trabajo todo va sobre ruedas; mi gran equipo y yo funcionamos a la perfección, aunque a veces les tengo que reñir, como jefe que soy es lo que toca; es que a veces se enredan y hacen corrillos y bueno, se les avisa porque las firmas y marcas aprietan… no suele pasar, porque la verdad que formamos un gran equipo y nos respaldamos mutuamente y eso se nota en el ambiente, pero bueno, reñirles de vez en cuando mola ¡jajajaja!

Y el resto de mi vida, pues no me puedo quejar.

Ale otra entrada breve y concisa, besotazos.

Cosas que puedes hacer desde aquí:

{0}
Favorito
{0}
{0}
{0}
{2}

lunes, 18 de junio de 2012

EN MI VENTANA (FICCION)


Hace exactamente trece años desde que aquel hombre me violo por primera vez; yo tenía nueve años cuando ocurrió por primera vez; mi hermano se encontraba en el hospital del “Vall d’Hebron” ingresado por un terrible accidente de moto, causado por una incompetente que se saltó un stop; mi hermano iba en moto, con su casco, y salto por los aires varios metros; esta minusválido por culpa de aquella negligencia. Estuvo ingreso casi diez meses en aquel hospital y mis padres, y algunos familiares se quedaban allí junto a él; mi madre de vez en cuando bajaba y subía en el tren, para atender otras necesidades; en esos viajes, subíamos con ella, para visitar a mi hermano. Aquella tarde del sábado, no iba a ir, ya que el jueves por la tarde había estado, pero resulta que mi hermana y mi cuñado iban a Barcelona al mediodía, ya que éste tiene allí la familia. No sé porque, por una pelea entre ellos, salieron algo más tarde y en mitad de camino, en un recorrido de hora en coche, a mi cuñado, ahora ex cuñado, se le antojo parar a comer. Mi hermana le suplicó que si parábamos no tenía sentido que me subieran para el hospital, porque esa misma tarde mi madre volvía a bajar. Él hizo caso omiso y paró en un restaurante de carretera; tardemos más de la cuenta. Cerca de las seis y media me dejaron en la puerta del hospital; subí con temor a la reacción de mi madre, al verme a esas horas allí; el dinero no sobraba en casa, y otro billete de tren, bastante caro para aquella época, no sé (también por mi corta edad) si iba a ir bien ese gasto.
Entré en la habitación, donde se encontraba siete pacientes, entre ellos mi hermano, y mi madre estaba ya casi despidiéndose; mi tío aquella noche se quedaba con mi hermano. Al verme me dijo que porque había ido a esas horas y con quien había venido. Le intenté explicar lo sucedido, pero estaba tan enfadada que no le sentó muy bien; no sé si me creyó o no. Recogió la chaqueta y casi arrastrándome, salimos de la habitación. Iba refunfuñando, casi no la entendía; ya en la parada del metro subió al vagón y yo en un arrebato, idiota de mí, me baje corriendo haciéndole burla, gritando que volvía al hospital, que no quería irme con ella a casa. No dio a tiempo a más. Pasado unos minutos me di cuenta que había cometido un error; volví al hospital corriendo, sin saber bien lo que iba hacer o a decir; en aquella época no teníamos teléfono en casa, pero por suerte si mi vecina. Mi tío llamo para comentar que yo iba a regresar a casa en autobús; habló con mi hermana, la mediana, ya que la mayor seguía en Barcelona, pero no había manera de contactar con ella. Le dejo claro que me fueran a buscar a la estación, cerca de las once de la noche y que mi madre no se preocupara. No podía quedarme allí, porque no había sitio y él creía que era esa la mejor opción. No cayó en cuenta, ni mi hermana, que mi padre trabajaba en turno de noche, y que mis otros hermanos no estaban en casa (habían ido a pasar unos días con mi tía Virginia); vamos que nadie podía recogerme a la estación; no habíamos pensado en eso. Me dio dinero y me indicó a donde tenía que dirigirme para coger el autocar, ya que el último tren posiblemente no me daba tiempo a cogerlo. Me lo apuntó en un papel; me dio un abrazo y me dijo que tuviera cuidado. Regresé a la parada del metro, seguí las indicaciones de mi tío, pregunté a varias personas que me miraron con desconfianza. Llegué a la parada de autobús; no esperé demasiado. Me subí, mirándome con cara de extrañado, pagué mi billete y me senté. En el viaje iba pensando en mi madre, que tal estaría y esas cosas. El viaje en autocar era algo más de una hora, ya que tenía algunas paradas por los pueblos, así que calculé que llegaría un poco más tarde de las once.
Así fue, a las once y veinte minutos de la noche, llegue a mi pueblo; allí no había nadie.  No sabía si esperar algo más o irme andando para casa; no estaba muy lejos, pero si quizás para alguien de mi edad y más a esas horas. Ya no me quedaban monedas y tampoco me sabía bien el teléfono de mi vecina; tampoco eran horas para llamar; le di alguna vueltas más y decidí, que lo mejor era que regresara andando. Tampoco tenía más opciones; allí había un par de taxis, pero no me quisieron coger, ya que les dije que les pagaría al llegar a casa. Me miraron raro. Y no aceptaron la propuesta. El autobús que recorre varios pueblos, a esas horas ya no había, así que empecé a caminar.
Bajando por el puente, que une dos pueblos, y el camino más corto para llegar a mi casa, un coche, blanco, un Ford sierra viejo, paró, bajando la ventanilla. Un hombre, de unos cincuenta años, algo gordo, con bigote, me preguntó si quería montar con él, que me llevaba a donde yo quisiera. Le dije que no, que no hacía falta y continué andando; él arrancó y en la rotonda dio la vuelta. Me pitó un par de veces; hice caso omiso a su respuesta. No había dado ni diez pasos, cuando el coche volvió a pasar por la misma carretera. Más adelante se paro, bajándose del coche; estaba fumando. Me entró miedo, algo de pánico, y sin saber bien que hacer, me cambie de acera; empecé a caminar más rápido, pero ya era demasiado tarde. Cruzo a zancadas, agarrándome del cuello, sintiendo un cuchillo afilado en mi cuello. Con voz sarcástica me decía que me lo había pedido por las buenas; me empujó al asiento trasero. Con un botón centralizado, debía de ser uno de los primeros coches que los tenía, cerró las puertas.
Me llevo a un descampado; ahora me intentaba tranquilizar, diciéndome que me podía regalar lo que yo deseaba, dar dinero. Se sentó al lado mío; empezó acariciar mi pene, llevando mis manos al suyo. Estaba muerto de miedo, no sabía bien lo que estaba haciendo, me dio asco. Me bajó el pantalón, sin dejar de acariciarme. No decía nada. Acercaba su boca a la mía, bajando por mi cuello, y allí mismo me violó. Me dijo que no dijera nada a la policía, que no dijera nada a nadie, y así podía conseguir dinero fácil. Me dijo que me podía acercar a mi casa, que le dijera donde vivía. Con fuerzas le pude mentir, dándole una dirección falsa. Allí me dejó. Me escondí en el portal y como pude llegue a mi casa. Llame al timbre; abrió mi hermana. Mi madre estaba sentada en sofá, tomando una tila, con lágrimas en los ojos. Me preguntaba porque me había bajado del metro, que donde había ido, que como no me acordaba que mi padre estaba trabajando de noche… me derrumbé y le expliqué como pude, casi sin entender lo que había ocurrido, lo que había pasado en el descampado.
Mi madre me abrazó sin decir nada; nos dirigimos a casa de mi hermana mayor, que a esas horas ya había regresado de Barcelona. Busquemos a mi padre, y fuimos a la comisaria del pueblo a poner una denuncia; conté lo sucedido; no sé cómo pude acordarme de la matrícula del coche, fundamental para la policía, que casi hablándome como a un bebe, me hizo pensar en los números; se la pude facilitar; luego, tras declarar, me llevaron al médico y comprobaron que lo que yo decía era verdad.  El policía, un vecino del barrio, nos dijo que esto se iba a solucionar, que iba a ver juicio, que tendría que seguir unas pautas… no entendía muy bien lo que decía, eran palabras casi desconocidas para mí. Mi padre nos llevo a casa, con su amor nos calmó y rendido me quedé dormido.
Unos dos días más tarde, el mismo policía nos vino a buscar para llevar al cuartel de la guardia civil, ya que tenía que reconocer al agresor, en una rueda de reconocimiento; me acompañaron mis padres. Lo reconocí en seguida, no dude ni por un momento. El sargento, nos indicó que si me atrevía a decírselo en su cara, que no iba a poder hacerme nada, que no era obligatorio; no dude ni un segundo, como si de un adulto se tratara, en responder que sí. Mi padre me dijo que me lo pensara, que iba a ser duro. Quería hacerlo. Esposado, agarrado por dos guardias civiles, y con voz firme, le dije que él era el agresor.
Tras volver a firmar la declaración, nos comunicó nuestro abogado, que en unos meses recibiríamos noticias de él, ya que esto iba a ser lento; que le iban a soltar, ya que no tenía antecedentes. Mis padres montaron en cólera, y él solo asentía. Las cosas eran así y hoy en día continúan igual.
Los días pasaban lentos para mí. Del colegio regresaba a casa, y apenas salía solo; mi madre tuvo que hacer grandes esfuerzos para estar con mi hermano y poder cuidarme a mí. Y así día a día, casa, deberes, visita de amigos (en aquella época si tenía amigos), hasta que nos llegó una carta del juzgado, ya que debía de recibir gratuitamente asistencia psicológica antes del primer juicio (y único, porque a día de hoy no sabemos resolución alguna). Me acompañaba mi padre y al regresar a casa, mi padre ordenó a mis hermanos que no me preguntaran; yo ya salía algo más, pero con miedo a volver a encontrármelo. Fui durante un mes y tengo un vago recuerdo de las sesiones. Solo que me hacía muchas preguntas, me enseñaba dibujos (cosa que supe más tarde que eso no servía para nada) y me hacía escribir lo que sentía en cada momento. No creo que me ayudara mucho sus sesiones, pero era casi obligatorio, porque el abogado contó a mi madre que era para saber si decía la verdad o no; que muchos niños mienten para llamar la atención y como estos meses mi madre pasa mucho tiempo en el hospital… mi madre no entendía que si las pruebas médicas eran concluyente, ¿Cómo iba a mentir? Cosas de la jurisprudencia, ahora de mayor tampoco lo entiendo.
Antes del juicio, la violación se volvió a repetir; una mañana se me escapo el autobús que me llevaba al colegio. Me habían cambiado de colegio, forzadamente, ya que el mío ahora era un instituto y no hacían EGB. Como era de día, no tuve miedo de ir andando y la casualidad o no (más tarde me di cuenta que no fue así), hizo que me cruzara con él, casi en la misma situación que la anterior. Yo iba caminando para el colegio, iba a llegar tarde, y él iba con una furgoneta de reparto de género de punto. En el punto de encuentro paro delante de mí; me quede paralizado, no podía moverme del sitio, tenía miedo. Bajó rápidamente de la furgoneta y cogiéndome del brazo me empujó a la parte de atrás. Se repitió la historia; no sé a dónde me llevo esa vez. Me dejó tirado en la carretera antigua.
No sé cómo puede levantarme del sitio; como pude anduve en busca de la carretera principal; pasó un tractor, que al verme con la camiseta rota, con los ojos inflados y los labios partidos, me preguntó, con cierto nerviosismo, que me había ocurrido. El hombre se estremeció al oír lo sucedido; dio media vuelta y me llevo a su granja; llamo a la policía. Yo no acertaba con el teléfono de mi vecina. No tardaron en llegar; al reconocerme, mandaron una patrulla a mi casa; me llevaron al médico, estaba aturdido, agotado, porque aparte de la penetración forzada, me había reventado a ostias por contar lo sucedido. Le daba igual lo que le iba a ocurrir, así me lo hizo saber. Tuvo que declarar una vez más, casi sin fuerzas; Mi padre llegó con rapidez; mi madre se encontraba en el hospital. La guardia civil ya había detenido al agresor, y el juicio se iba adelantar.
Aquella noche a penas pude dormir; si cerraba los ojos le veía delante de mí. Mi madre volvió a enfermar, por el estrés, por los nervios. Una racha negra había planeado sobre nuestra familia, sin poder escapar de lo que nos iba sucediendo.
Al día siguiente, en casa, casi nadie había dormido. No fui al colegio durante aquella semana; nuestro abogado nos hizo una visita, comunicándonos una desagradable noticia: mi agresor quería hacer un pacto con nosotros, pagándome una cierta cantidad, que ahora no recuerdo, a cambio de negar lo que me había hecho. ¿Cómo iba aceptar aquella propuesta? No lo hice, ni aunque me hubiera dado todo el dinero del mundo. Él se alegro por mi decisión, aquella propuesta era mezquina, era asquerosa e insultante. Bastante daño me había hecho ya, bastante sufrimiento me estaba causando y a día de hoy me sigue causando, porque aquello jamás lo voy a olvidar. A parte de esta noticia, nos dio otra, que a día de hoy no logro entender; a través de la investigación, nos enteremos que había otros niños. De eso no tenían duda los adultos, yo casi no entendía lo que estaba ocurriendo; no es que no me diera cuenta, sino había palabras que no alcanzaba entender; pues bien, esos niños no iban a declarar, esos niños habían aceptado el dinero; ¿cómo unos padres podían aceptar que sus hijos retiraran la denuncia por unas míseras pesetas? El abogado, mis padres, incluyo yo, no entendíamos que no fueran a testificar, unirnos para encerrar a nuestro agresor. Mi padre intentó hablar con uno de ellos y la respuesta fue escalofriante: “no queremos meternos en líos” ¿líos? ¿Acaso es un lío denunciar lo ocurrido? No entendíamos lo sucedido, no entendíamos nada, pero no se pudo hacer más. Ellos no querían luchar, renunciaron a testificar.
El día del juicio llegó. Declaré detrás de un biombo, para que él no pudiera verme, ni tan siquiera cruzar una mirada conmigo. Estaba muy nervioso, pero contesté a todas las preguntas, sin dejarme detalle, derramando lágrimas tras recordar las dos violaciones. Algunas preguntas fueron demasiado duras, incluso su abogado, intentó tacharme de mentiroso, preguntando una y otra vez, por las horas, días, momentos… pero no caí en su juego, supe responder a todo porque contaba la verdad. No sé cuando tiempo estuve en la sala, pero se me hizo eterno. Al salir, abracé a mis padres con fuerzas, lloraba desconsoladamente. Necesitaba salir de allí; necesitaba olvidar todo aquello, cosa que sabía que me iba a ser imposible. Ya por la tarde, nuestro abogado nos dijo que él iba a seguir en la cárcel, pero no sabía por cuánto tiempo más; que la sentencia iba a tardar, sin saber el tiempo en concreto.

Ha pasado unos años desde que mis padres hablaron por última vez con el abogado; había terminado el colegio, y empezado el instituto. En medio del caos que se había convertido en mi vida, me encontraba totalmente solo. Casi nadie del barrio sabía lo sucedido, al menos por mí, pero mi mejor amigo de entonces, me confesó que el hijo del policía le había contado lo que me había ocurrido; él me preguntó si era cierto. Le confesé que sí, y desde entonces poco a poco me fueron dejando de hablar; casi nadie me creía. No entendía su comportamiento, ni el del resto de la pandilla; me fueron dejando de lado, me sentía completamente solo, me insultaban llamándome “maricón”, que seguro que yo me había dejado violar… aquellos años fueron muy duros; la crueldad de aquellos, que antaño fueron mis amigos, hicieron mella en mí. Hacía tiempo que había dejado de ir al psicólogo y me refugie en mi soledad, me refugie en las clases, en mis libros, en mi habitación, en estar con mi hermano, que una vez instalado en casa, tras la salida del hospital, pasaba mucho rato con él. Los dos estábamos dolido por todo lo que nos había ocurrido; él nunca iba a caminar, empotrado en su silla; nos entendíamos a la perfección, nos ayudemos mutuamente, pero para ambos nunca fue suficiente. En casa, junto a mis padres, vivíamos él y yo; mis hermanos se habían casado, la mayor divorciada, pero seguía viviendo en aquel piso que con tanta ilusión pudo comprar. De vez en cuando me quedaba solo en casa, ya que mis padres, junto a mi hermano salían los fines de semana hacía la costa. A mí no siempre me apetecía ir, necesitaba estar totalmente solo, hasta que ocurrió lo de aquella noche.
Yo tenía casi quince años; el abogado nos había visitado a escaso a una semana de mi cumpleaños, contándonos que había soltado a mi agresor, y que todavía no sabía nada de la sentencia, que tuviéramos paciencia, que la justicia es lenta y que no se ha podido hacer más para que pasara más tiempo en la cárcel; que seguiríamos en contacto. Preguntó por mí, y mis padres no supieron bien que responder; lo hice yo, contando que me sentía mucho mejor, mintiendo en algunas cosas, porque no quería ver sufrir más a mis padres. Aquella noche a pena dormí; me pase la noche leyendo, pensando en si me lo iba a volver a encontrar. Intenté no pensar en eso, refugiándome en mis cuentos, en las batallas ganadas, en lo poco que sonreía desde entonces, pero lo suficiente para ver a mi madre más tranquila de lo habitual. Mi  hermano y yo habíamos sufrido mucho, pero mis padres también; se merecían un gran descanso.
Semana después, mis padres, junto a mi hermano, marcharon un fin de semana a la costa. Yo decidí quedarme, tranquilizando a mi madre que iba a estar bien, que iba a cerrar con llave las puertas, que ya era hora de que volviera a la normalidad, que no podía estar viviendo con miedo y que por la noche, si hacía falta me iba con mi hermana. Ese fue mi error, no haberme ido con ella, porque aquella noche realmente pasé mucho miedo. La persiana del almacén, no la había abierto en todo el día; mi casa es planta baja y en frente teníamos grandes campos de trigos; abríamos el almacén todos los días, para que nos diera bien el aire; mi padre, cuando descansaba, se sentaba en la vieja mecedora, y allí pasábamos muchas tardes la familia. Yo la cerré con sus dos cerrojos y con llave sin abrirla durante el fin de semana. El sábado por la tarde salí con mi hermana a comprar; me dijo que si no quería irme a su casa a dormir; le contesté que no, que no hacía falta, que estaba bien. Ya por la noche, me preparé la cena, me puse la televisión y más tarde me fui a mi habitación a leer; como hacía un poco de calor, tenía la persiana entre abierta, y la ventana entre abierta. Encendí la luz de la mesita, y me dispuse a leer. Estaba tranquilo hasta que oí el primer ruido, golpes en la persiana; al primer golpe lo achaqué al viento. Cerré la ventana de golpe, sin moverme a penas de la cama. Luego fueron golpes seguidos. Apagué la luz y me levanté con cuidado; me dirigí hacía el almacén; si subía por la escalera que me llevaba al porche podría ver quien era; pero no me atreví. Los golpes cesaron; eche el cerrojo en la puerta de la cocina. Me metí en la cama temblando. Se me olvidó cerrar la persiana de la ventana; cuando me iba a volver a levantar para cerrarla de nuevo, vi una silueta tras ella; pronunció mi nombre. Era él, mi agresor, estaba allí tras mi ventana, golpeándola, diciéndome que le abriera. Le grité sollozando que iba a llamar a la policía; me respondió que era imposible, ya que no tenía teléfono. Que me había vigilado, que sabía todos mis movimientos y en cuanto pudiera iba a matarme. Empecé hacer ruido para no oírle, para intentar levantar algún vecino; de pronto silencio, pasos lejanos y el ruido de un motor viejo.
A la mañana siguiente, alrededor de las nueve, abrí la puerta para irme a casa de mi hermana y contarle lo sucedido. Al abrir la puerta, vi el Ford sierra en la puerta; cerré de golpe, pero ya era demasiado tarde; él se había escondido y pudo entrar. Me tiro al suelo, me golpeó la cara, diciendo que sabía donde frecuentaba, a que instituto iba, y que yo iba a ser maricón como él, o mucho peor… me golpeaba, tirando todo por el suelo; aquello alertó a mi vecina, que pudo llamar a la policía. Alertado por mis vecinos, que empezaron a llamar al timbre, intentó taparme la boca; le mordí con fuerzas, aunque el miedo me había paralizado, no sé cómo pude hacer eso. Aunque pudo huir con el coche, fue de nuevo detenido.

Ahora tengo 23 años y esa fue la última vez que me tocó, pero no la última vez que le vi. Tras aquello, los siguientes años solo salía del instituto a casa; sin amigos, sin nadie con que contar, excepto con mi familia, mi vida estaba vacía. De vez en cuando tenía pesadillas, de vez en cuando pensaba si en mi homosexualidad me ha influido él. Soy homosexual, y fue duro reconocerlo, duro por partida doble; miedo a lo que dirán, aunque así me habían llamado desde pequeño, miedo a que él de alguna forma lo supiera, miedo a que de mayor me convierta en un monstruo como él. Miedo en desear a menores, miedo a estar solo, a no encontrar pareja, a vivir encerrado. Había intentado un par de veces suicidarme, pero realmente no deseaba eso. No era feliz, no sé si algún día conseguiré serlo.
Ahora tengo carnet de conducir, y trabajo en una oficina en un pueblo de al lado; he conseguido un pequeño estudio y me he independizado; me lo recomendó mi psicóloga, que tras el último incidente volví a ir; en el trabajo a penas hablo con los compañeros; soy muy reservado, muy tímido, porque me da miedo que averigüen lo sucedido y me echen a mí las culpas. La psicóloga me está ayudando, pero quizás no es suficiente para mí. Una de las tardes, tras salir del trabajo, me dirigí a mi estudio; me cruce con un par de vecinos, cuando le vi salir por la puerta, con su mujer, sonriendo junto a uno de sus hijos. Me miro fijamente, guiñándome un ojo. Me quedé plantado allí, sin poder moverme; no sé cuantos segundos estuve así; al reaccionar, sentí su aliento en mi nuca. Me había agarrado por los brazos y al oído me dijo: “tranquilo que ya no me interesas, ya no eres aquel niño que viole hace trece años; ya puedes ser feliz, como lo soy yo”. Escuche el grito de su mujer, que le llamaba,  y antes de irse continuo “¿ya has podido follar, maricón? Si sé que lo eres, espero que disfrutes de los niños como yo lo hago… un besito para tu culo y tranquilo que mi polla ya no lo rozara más”. Se marchó sin más, riéndose.
Nunca más se volvió a dirigir a mí, a pesar de que la puta casualidad hizo que me lo encontrara en otras ocasiones; mi reacción siempre era la misma, paralizarme de miedo, quedarme quieto en el sitio, fuera donde fuera. Llegar a casa, llorar y tener pensamientos de suicidio. Desde aquella primera vez, supe que nunca iba a ser feliz.






domingo, 10 de junio de 2012

NO ME GUSTA HACER PLANES





Entrada Original, Lunes 31 de Enero del 2011


Así de rotundo. No me gusta hacer planes; nunca sale según lo previsto, o casi nunca, y más en la caótica vida que suelo llevar.

Vayamos por parte; en primer lugar os quiero contar que llevo un tiempo bastante raro. No es que me encuentre mal, pero tampoco estoy bien del todo. Llevo nervios por la acumulación de trabajo y he estado un par de días bastante triste. Me dio un bajón bastante raro, de la noche a la mañana, me encontré con una tristeza inusual; estaba triste sin más, sin motivos reales. Todo me molestaba, tomo me ridiculizaba y no tenía ganas de hablar con nadie. Ni tan siquiera con la mama de mi hijo. Y así hice, dejé el Iphone a un lado, y estuve un fin de semana totalmente tranquilo en casa; viendo películas, viendo series y sin a penas decir palabra.

Tal como vino se me fue. Sin saber bien lo que me pasaba; nunca me había pasado de esa manera. Fue raro, extraño... la tristeza había invadido mi cuerpo, y mi Asier triste estaba delante de mi; había salido a flote sin haberle llamado. Mi Asier triste dominó esos días; ni tan siquiera la acumulación de trabajo, ni la felicidad de ver a mi hijo, me hacía levantar cabeza. Eso si, fueron unos cuatro días, por suerte para mi y como he comentado tal como vino se fue. Desapareció la tristeza y volví a ser yo.

Sospecho que el estrés me está ganando terreno; sospecho que el no saber noticias de gente que quiero (no voy a nombrarlo, ni a explicar un porque, eso se queda en mi interior) me está pasando factura. Sospecho que al no salirme los planes, lo que yo había planeado, me puede pasar factura. Son muchas sospechas para cuatro días de silencio. Son tantas cosas acumuladas, que debería de mirar bien en mi interior y coger la batuta de nuevo y dirigir mi vida a donde debe de ir. Nadie sabe lo que puede pasar; una mañana te levantas con energías y a los segundos puedes recibir una noticia que te cambia por completo tus motivaciones. Lo que ayer era blanco, hoy puede ser negro, sin medias tintas, sin pasar por el gris. No se, no quiero tampoco darles vueltas, aunque quizás debiera; pero mi vida, casi siempre ha sido un caos y como he dicho en muchas ocasiones no me arrepiento de lo vivido, eso nunca uno debe hacerlo, en caso que no hayas echo algo terrible... no todo el mundo merece una segunda oportunidad, ¿o si?

Yo tengo cosas oscuras, que si las mencionara, más de uno me dejaría de hablar directamente, y muy poca gente sabe. Ni tan siquiera voy a nombrar ningún solo detalle, pero eso ahora no importa. Cambié el rumbo, para bien, o eso espero, y ahora estoy donde tengo que estar. He luchado por ello, como cualquier persona, pero a veces el pasado pesa más, pesa demasiado, pero esta ahí y no se puede cambiar; quizás no se debe cambiar, si se pudiera, porque ya no sería yo. Quizás no hubiera conseguido lo que tengo ahora, quizás no estaría sentado aquí.

Muchas sospechas y muchos quizás acumulado, que tal vez este pasándome factura. Quizás si, quizás no, es que no lo se ni yo. Me esta tocando vivir estos momentos, que me imagino pasaran.

Sobre los planes, lo digo, porque a estas alturas debería de estar en Nueva York, renovando contratos, terminando planes, rodando anuncios y demás trabajo, aunque desde Madrid lo llevo muy adelantado, ya debería de estar allí. Pero esto no significa que no vaya hacer los trabajos ya firmados de antemano, porque como comento los llevo al día, o casi al día, que para eso uno tiene un gran equipo, compaginando, cosas de España, Europa y de otros lares; pero si me preocupa el no saber cuando voy a poder ir, si voy a ir, cuando, cuanto tiempo y demás. Ellos no están para nada preocupados, ya que confían en mi plenamente y nunca les he fallado. El ritmo va bien, pero no estaría en los rodajes, castings y demás; es eso, que quiero estar desde el inicio, hasta el final. Joder, cuantas dudas, cuantas cosas en la cabeza que no me deja pensar cien por cien. Nunca me había ocurrido esta situación; claro antes era más fácil, me iba sin mirar atrás, no dejaba a nadie (o a casi nadie) y las decisiones no eran tan duras. Claro, ahora tengo un hijo, que en un principio se venía conmigo y con Lucia (la madre), pero el trabajo en Madrid, me esta absorviendo más de lo que yo pensaba y sinceridad ante todo, no me apetece marcharme para aquella maravillosa ciudad. Y eso que es mi preferida, pero me cuesta coger los trastos, mi hijo, Lucia, otra vez maletas, e irme allí.
Lo positivo de todo esto es que ellos se fían de mi, que si no firmo hoy, firmaré mañana... pero esa no es la cuestión, no es el trabajo que tengo allí o aquí, es lo que me puede estar pasando a mi. Sé que me estoy comiendo la cabeza demasiado y procuro mover las fichas con lentitud, pero en esta situación, jamás, os lo aseguro he estado y menos por mi curro. Dioses, que tortura mental me estoy haciendo a mi mismo, ¿me estará pasando algo?

Quizás escribir no ha sido tan terapéutico como otras veces; una música de fondo, casi no la oigo, pero me distrae; mi hijo al lado, Lucia en la otra habitación, escribiendo, y mirando mis informes. Yo aquí delante de está pagina que parece que no tiene ni pies ni cabeza. Los planes no están saliendo como yo quería y eso me esta jodiendo... quizás no quiera profundizar, quizás evada y quizás, y es lo que creo que será, mañana coja las maletas y tenga el billete en mis manos hacía Nueva York. Dioses, creo que me estoy volviendo más loco de lo que creía estar. A ver, tengo clara las cosas, en el sentido, de que todo está saliendo bien, a nivel profesional, pero no consigo compaginarlo con lo personal y eso me trastorna; pues eso, que esto no me había ocurrido, que esto es nuevo para mi y vaya, sorpresa, estoy metido en un caos... supongo que a través de mi Twitter sabréis lo que haré.

Vayamos a un tema, que también me ha tocado la fibra. Me jode un montón que la gente que no me conoce me juzgue sin más; todo el mundo puede opinar, puede decir, o incluso chillar, pero meterse en algo que no les llama, nunca entenderé como la gente puede opinar de algo o de alguien así a la ligera; si, es el deporte nacional de nuestro querido país, pero cojones, si no sabes ni una pizca de mi, si no has hablado conmigo ni un solo minuto (o con cualquier persona) para que opinas sin saber... que cada uno se meta en sus propios asuntos y se reserve sus opiniones para ellos mismos o que opinen de si mismos, a ver si saca algo en claro y arregla o soluciona su vida. Estoy harto de que la gente que no me conoce espere algo de mí, sin saber lo que quieren, sin concretar lo que buscan. Estoy harto de ser el malo de la película, de ser el protagonista de muchas historias; estoy harto de hacer algo sin tener que hacer daño a otra persona; estoy de decidir algo a última hora sin que implique a nadie; estoy harto de reproches, estoy harto de opiniones absurdas... así podría seguir y seguir hablando de lo harto que estoy hoy. No solo de esas situaciones nombradas, sino también de que la vida gire y que no se haga nada por salvar un planeta que se muere... y si, se me va la olla como a todo el mundo y joder, quizás necesite subirme a la montaña más alta y gritar sin cesar, hasta que me cansé.

Y sinceramente, como no puedo, ni quiero, ni tan siquiera debo, no voy a decir el porque de esta rabia que me quema por dentro. No, no lo haré, le quiero mucho, aunque piense que no; por unos cuantos fallos (no nombraré hoy los mios), no debo de delatarle.

Por eso, con mi música preferida, una canción de Laura Pausini, "Del modo más sincero", les pido perdón, en plural, a esas personas que en más de una vez les he fallado; les pido perdón si me he equivocado, si les hecho daño (se que sí), si por una decisión o no, las cosas han cambiado, para bien o para mal y si estoy raro, que entienda que yo, Asier González González, tiene corazón y que tengo demasiadas confusiones, demasiadas cosas, en la que pensar y que a veces las decisiones no gustan a todos.

Bueno, como veis, menudo caos de entrada, no se si entenderéis algo, no se si sacareis conclusiones, espero que no me juzguéis, y si lo hacéis sois libres, eso que quede claro, pero que yo también opinaré sobre vuestros pensamientos impuros o no, y lo diré si es necesario.
En fin, creo que mejor que cierre esta entrada y que me seque las lágrimas...

miércoles, 6 de junio de 2012

SABOR AGRIDULCE

En primer lugar, quiero disculparme por los últimos acontecimientos ocurridos en Twitter, que sin tener yo la culpa, ha salpicado en mi "TL". Es la última vez, o al menos eso intentare, que quiero hablar del tema. Todo está en el lugar adecuado, porque lo que no voy a consentir, ni Lucia tampoco, es que se esté hablando, insultando, menospreciando a un menor y ese menor es mi hijo. Eso es un delito, y grave, pero como la justicia va tan lenta en nuestro país, va a tardar en resolverse, pero es obvio que no iba a quedarme de brazos cruzados; me da absolutamente igual que me insulten a mí (que tampoco lo consiento), que hablen sin ninguna clase de prueba (tengo la conciencia bien tranquila, estoy absolutamente tranquilísimo) y estoy deseando que llegue, esas dos "denuncias" que dicen que me han puesto. Se contradicen en sus tweets, unos con otros: yo sé quién soy, y orgulloso me siento. No tengo que ocultar nada, pero tampoco tengo que demostrar constantemente quien soy. Yo no voy pidiendo, ni nadie de mis amigos, a la gente que demuestre quien dice ser, y si alguien me molesta o no estoy a gusto comentando sus tweets, hay un botón que sirve para dejar de seguir a dicha persona y santa pascuas. Hay muchos que dicen ser modelos, actores y muchas cosas más. Yo personalmente no les conozco, no les he visto en la tele, ni he oído hablar de ellos ¿solo por eso tengo que dudar? Yo sigo a la gente por sus comentarios, porque me pueden hacer reír, no por su profesión… en definitiva, que está claro lo que quiero decir: Si no os caigo bien, dejarme de seguir, pero dejarme de dar por saco y lo que más me molesta, que algunos me "peloteáis" en privado o lo habéis hecho. No sois todos, estoy generalizando, porque así me lo han recomendado, pero vamos, no hace falta ser un lince para saber de quienes estoy hablando, cuya cosa me hace gracia, me bloquean, pero no paran de mencionarme.


Sobre las contradicciones: pues como ya os he contado en otras ocasiones, decían de mí: que si soy modelo italiano, que si soy francés, incluso griego, que si tengo hermanos, que si tengo hermanas, que si soy gay, heterosexual … lo último, que soy español… hijo único (en lo único acertado, porque sí, soy hijo único) y Madrileño… si de este tema ya he hablado y mucho, pero vuelven a insistir porque ahora dicen que voy acosando y que le hice daño a un chico de Barcelona, que le hice venir a Madrid para nada. Surrealista total: primero, quedo con quien me da la gana, cuando me da la gana. Segundo, es obvio que eso yo no lo he vivido, porque yo no hago venir a la gente de ningún sitio… me puedo imaginar quien es, por las conversaciones que he podido ver y recopilar (el resto ya lo recopilara quien lo tenga que hacer) pero yo estoy muy tranquilo, porque eso no es cierto, eso es mentira, al igual que las tantas tonterías que me han ido llegando. ¿Si dicen que no existo, como pueden denunciar? Vamos el “juez”, como dicen ellos que han ido (estoy temblando señores) se tiene que partir de risa; no lo hace el defensor del menor. Y si es tan cierto, ese catalán, sabe donde vivo. Así de facilito. Ya lo demostré en su día, cuando iban atacarme más de 20 personas en plaza de las cortes, y no se presento nadie. Vayamos a otro tema, porque no voy a volver hablar más, yo ya sé lo que tengo que hacer y para nada me voy a cancelar mi cuenta Twitter, porque me da igual tener tres seguidores, que mil, porque yo no estoy en ninguna competición, si no saben utilizar una red, no es mi problema. Yo entro, me informo, me divierto, cuento lo que me apetece, al igual que el resto: e insisto si alguien no me “cae bien”, le dejo de seguir, y no tengo que montar espectáculos, ni el ridículo.

Como he dicho en mi tweet matutino, hoy hemos celebrado (a lo bajini, porque ya se hará una gran cena cuando se pueda) el triunfo en los premios Sol. He aprovechado para felicitar una vez más a mi gran equipo, y para hablar con Lucia sobre el dichoso tema. Ella, que no quiere, que no le gusta, ni desea estar en ninguna red social, también ha actuado. No le quería contar todo, pero al final, he reventado, tengo mi limite, y por mi hijo M-A-T-O, y le he explicado lo sucedido. Ella también ha actuado.

Si he pedido disculpas es por el resto de buena gente que hay, que quizás sin comerlo, ni beberlo, tuvo que soportar lo ocurrido ayer y que por una razón u otra nos seguimos y os pido, que si veis algo, leéis, no me digáis nada, es que no quiero saberlo, y si queréis decir algo, no me mencionéis, porque si no vuelvo a entrar en cólera como ayer, con mis razones por supuesto, y exploto.

Pues bueno, creo que con este resumen queda todo dicho; yo no he empezado ninguna guerra, ni quiero continuar, tengo el apoyo de mi gente, que es lo que realmente me importa y agradezco a muchos de vosotros vuestros comentarios, tweets, ayuda ofrecida, etcétera, pero os pido que si por alguna razón u otra, no os interesa lo que escribo, digo, mis fotos, dejarme de seguir, que yo así lo hago y se respeta. Siempre he defendido la libertad de expresión, que cada cual haga lo que crea, quiera, pero sin molestar al resto, sin joder, porque esto me está dando un profundo asco, porque reírse de mi hijo, es ya de lo más patético, con lo fácil que es dejar de seguir, y sin más…. En fin, que la buena racha que estaba pasando (en general) estos días se ha convertido, por unos cuantos resentidos (que por cierto algunos me conocen personalmente, pero sin saber el que, se ha unido a ellos) me están intentando joder, pero no pienso rendirme en ningún momento, continuare con mi cuenta, porque yo Asier González González estoy bien vivo.

Sé que me dejo cosas en el tintero, pero me las reservo para el lugar adecuado, y por hoy ya está bien. Espero no volver hablar del tema, y aunque me tenga que morder la lengua en más de una vez (lo único que yo reconozco que si les he insultado, el resto son mentiras) seguiré con mi vida, que me va de putisima madre. Nada más que decir, solo agradecer una vez más a mis amigos, familia, compañeros de trabajo (mi equipo, mis empleados como les llamo yo con risitas) y la gente que sigue ahí sin meterse en nada.

Besotazos, de mi marca y hasta la próxima

lunes, 4 de junio de 2012

EL SUSTO

Entrada Original, Domingo 9 de Enero del 2011

En primer lugar felicitaros el Año, que con tantas fiestas y reuniones familiares no he tenido tiempo de hacerlo, y como en la red social de momento no me he abierto cuenta, pues no lo echo. Bueno, algunos personalmente os he escrito por correo. Bueno, era de obligación felicitaros en mi blog, así que ¡Feliz año nuevo!

Antes de empezar esta entrada os quiero decir, que todo ha ido bien, que las fiestas han sido estupendas, que mi hijo esta guapisimo, ya tiene un mes, y que el pequeño descanso que me he tomado ha sido fabuloso. Pero toca ponerse las pilas, ya que el año acaba de empezar y hay muchos y buenos proyectos por delante. Por de pronto, hoy domingo, 9 de enero, continuo en Ermua, pero ya toca regresar para Madrid, antes de mi marcha a Nueva York, pero antes unos días por la ciudad a exponer los proyectos a mi gente; todo llega y enero esta en marcha.
 
Esta entrada, es porque os quiero explicar, que el 27 de Diciembre del 2010, lunes, nos llevemos un gran susto con una tía mía. Estábamos de tertulia, en la sobremesa, con un buen cafelito y una copa, sin humos, ya que en mi casa no fumo, excepto en la terraza; había niños, incluido mi hijo, y gente mayor con problemas de asma, y respeto ante todo. Aunque no este de acuerdo con la nueva ley, que todo lo digo alto y claro. Había locales donde no se fumaban y otros que si, como todos sabéis y amigos mios se gastaron mas de diez mil euros, para separar a los fumadores y ahora ese dinero tirado a la basura. En fin, la ley es la ley y la estoy respetando. No se si llegare a profundizar sobre el tema, demasiados debate en televisión, pero mi queja la dejo expuesta.
 
Pues bien, tomando ese café, y hablando de la presentadora Sandra Barneda, una buena profesional, que me gusta y de su pareja, saquemos el tema de la homosexualidad, del matrimonio, del Partido Popular y su impopularidad sobre degorar la ley de los matrimonios homosexuales, de la iglesia... pues imaginaros, algunos familiares mayores, pues estaban o no de acuerdo sobre lo que yo decía... una buena tertulia, la verdad. Esa tarde nos ibamos a ir a Bilbao a pasear y a comprar los últimos detalles, como siempre, a última hora para la Noche Vieja. Pues bien, mi tía se fue para su casa a cambiarse, ya que quería venir con nosotros. La acompaño mi prima.
 
Nosotros continuemos con la tertulia, cuando mi prima nerviosa interrumpió, llorando, que su madre no se podía mover del sofá. Nos quedemos a cuadro, porque no entendía lo que me estaba diciendo. La acompañó, corriendo, y estaba inmóvil en el sofá, sin poder mover. Sentía nuestras manos en las piernas y en los brazos, en todo su cuerpo, pero no podía moverse. Llamó a urgencias y la verdad que la ambulancia llegó en seguida, pero lo que paso en urgencias, pues bastante vergonzoso.
 
Nos lleva al hospital, y la dejan en un box. No podemos ir a verla, hasta que no nos llame. Pasa media hora, y pregunto en recepción y me comunican que esta en el box 25 y que podemos ir a verla en uno en uno; primero pasa mi prima y al salir nos informa que ningún médico aún la ha visitado. Entró yo, y le preguntó a la enfermera. Me dice que tienen mucho trabajo, que hay muchos médicos que están de vacaciones y que falta personal, pero que la atenderán lo más breve posible, ¿como es posible que una persona que no se puede mover lleve una hora sin ser atendida? Ni tan siquiera le dan una almohada. No tienen, me dicen que las tienen que lavar. No tienen, ni una manta y mi tía estaba helada.
 
Pasan dos horas, ya llevamos tres en urgencias, cuando me cansó de la tan larga espera. Ningún médico había pasado a verla, cuando le pregunto de nuevo a la enfermera. Me dice la misma respuesta. Montó en cólera, no es para menos, mi tía esta inmóvil sin saber porque, y le digo que quiero hablar con el responsable. Me dice que no chille, sino tengo que salir de allí y que me calmé. Como voy a calmarme, si llevamos tres horas y ningún médico se ha indignado a visitar a mi tía. No tiene ni una triste almohada, ni una manta, y esta en un box, como si fuera un animal abandonado... no doy crédito a lo que la enfermera me dice, y le dejo las cosas claras. Encima, se atreve a decirme, que es imposible que lleve más de tres horas... al final, también lo digo, me pidió disculpa a ver al hora de ingreso. El responsable se acerca a mi, me pide que me calme y me pregunta. Al final, con gritos, consigo que un equipo la mire, la trate y le hagan las pruebas necesarias.
 
Lo más fuerte, es que me dicen que son síntomas de alguna droga. Perplejo escucho las preguntas que la hacen a mi tía, como si se hubiera metido un alijo de coca. No es broma. Me comentan que los fines de semana, llega mucha gente con el mono y eso le hace paralizar su cuerpo... en fin, no damos crédito. Le hacen análisis de sangre, de orina, y pasa una noche en el hospital. A la mañana siguiente, ella va recuperando la movilidad, sin ningún tipo de medicación. Nos dicen que ella misma, por estres, nervios o no saben porque, ha echo que la mente ordenara, paralizar su cuerpo; que ella mandaba a su cuerpo moverse, pero a la vez que no... vamos un Expediente X...
 
Hoy, ya 10 de Enero, son las 0:31, no sabemos lo que a mi tía le provocó esa parálisis. Le han echo pruebas, pero todo esta bien. En parte nos alegramos, naturalmente, pero por otra, no sabemos lo que ha podido ocurrir y por lo visto nunca lo sabremos.
 
Bueno, al final me ha dado tiempo a escribir esta entrada, antes de que comience el debate de Gran hermano.
 
Feliz semana. Besotazos a todos.

viernes, 1 de junio de 2012

LAS NAVIDADES

Entrada Original, Miércoles, 22 de Diciembre del 2010


Ya están aquí las temibles o deseadas Navidades, según se mire; para algunos son odiosas por motivos muy distintos y dispares. Algunos la odian por ser fechas algo hipócritas, y hasta ahí podría estar de acuerdo. Todo el mundo parece que sonríe y saluda con efusividad a la gente que odia el resto del año. La gente se felicita por la fecha que es, pero no de corazón. Si te odiaba ayer, te odiaré hoy. Si no tengo ganas de verte, no querré el 25 de Diciembre y así un largo etcétera. A otros le entristece porque algún ser querido ya no está con ellos, sea por la distancia en quilómetros o la distancia insalvable de una muerte. La vida es así, y según como seamos la vemos o la construimos de una manera u otra. No siempre depende de uno solo, porque a veces la vida te la juega… pero uno mismo no puede sonreír en Navidad porque sí. Si es lo que yo digo, si te he mandado a tomar por el culo, no creo que en Navidades me apetezca llamarte y decir “hola, que tengas unas felices fiestas”, en tal caso te diré “oye pásate por mi casa a que te de de bien por el culo”… creo que no hay que poner más ejemplos, con esto está claro… ah bueno, si, uno, en caso que tuviera cuñada (es un cliché lo sé), si me he peleado en agosto lo intentaría solucionar, si es que tiene solución, antes de las navidades y no sentarme en la mesa, con toda la cena de Noche buena, poniendo buena cara… no soporto la hipocresía, ni las estupideces, ni las mentiras… ¡hay tantas cosas que uno no soporta! En fin cosas que ocurren, ¿no? Ah y qué decir de los compañeros de trabajo que en la oficina, o en el taller o donde curres te hablan como si fueras tu mejor amigo, pero luego en la calle ni te saluda. No es mi caso, pero sé que a gente le ha ocurrido. No entiendo como la peña puede ir así por la vida. Porque si me llevo bien adentro, me llevare bien contigo a fuera… pero vamos es gran estupidez comportarse así. El caso a la inversa no creo que nadie lo haga, digo yo, pero vamos hay gente para todo. Me cabe recordar que muchos de la gente del facebook me hablaban porque había visto la foto de mi cipote, pero no le importaba nada si estaba bien o mal, no se molestaban en preguntar. Si soy un buen follador, pero joder, tampoco se trata de eso. Es lo que pienso; ya sé que no te puedes preocupar de todo el mundo, pero regirse solo por una foto… aunque leí en el periódico que pusieron un perfil falso, de una tía de una belleza descomunal, y le agregaron más de 3000 personas en unos días; claro, la chica existía, es real, pero ella no abrió la cuenta, sino lo hicieron para demostrar no se qué historias. Lo veo absurdo, la verdad, porque nos regimos por un físico sin molestarnos a conocer quién hay detrás… en fin que esto no tiene que ver mucho con las navidades, pero ya sabéis, que me enredo y hablo ya de cualquier cosa. Bueno, casi siempre ha sido así la dinámica de mi blog, así que tampoco os vayáis a quejar mucho, jejeje…
 
Después de un pequeño encabronamiento, os diré, que este año para mí van a ser inolvidables. Ya sabéis todo el por qué, pero me hace ilusión explicarlo. Van a ser las primeras en pasarlas con mi retoño Asier. Aunque no se va a enterar mucho de lo que ocurre, le vamos a involucrar en todo. Nos han regalado un traje de Papa Noel, y en Nochebuena le vamos a vestir con ese traje. No le falta detalle. Estará tan guapo. Ya tengo la cámara preparada y todo, para grabarle, hacerle fotos, solo, con mi familia, conmigo, con su madre; que por cierto, después de tanto tiempo, voy a pasar unas navidades con ella. La mujer más maravillosa que conozco. La quiero con locura, y bueno, como madre primeriza, pues está encantada con Asier. La verdad que no se porta nada mal, de momento, ya tendrá tiempo de ser un diablillo como fue su padre; espero que un poco menos, porque mi madre la tenía algo desesperada… es que siempre he sido un bichejo.
 
Hablando de ellos, tengo una mezcla de felicidad y tristeza, que puede conmigo. Ellos como ya sabéis, ya no están entre nosotros y bueno, saber que no han podido conocer a su nieto, pues me da pena. Obvio. Pero sería injusto no celebrar las navidades como las de antes, con el resto de mi familia, amigos, Lucia, y mi retoño. Se me cae la baba cuando hablo de él. Jo es que es tan guapo… vamos lo que dije en la anterior entrada, me quedo corto. No sabéis las ganas que tengo de oírle decir ¡papa! Y bueno, queda mucho claro, pero el tiempo pasa y pasa. Joder que en el 2011 ya voy a cumplir 35 tacos, aunque bueno, sigo estando de rechupete ¿no? Por si acaso me digo a mi mismo que si, Jajaja… se me fue la perola, aunque el rabo en estos momentos está que respira y respira, y para que os preguntéis que significa, pues que se mueve, hace estiramientos, esta morcillona… perdonar, salió el cerdo que tengo dentro, eso nadie me lo quita y bueno me flipa contar lo que pienso en cada momento, y como ya sabéis cuando escribo, las palabras fluyen (como mi buena lefa)… ale creo que por el momento basta de guarradas jajajaja
 
Bueno, voy a retomar el tema porque podría pasar que fueran unas navidades blancas, ya me entendéis… ¿por dónde iba?
 
Pues que estas Navidades voy a estar completamente rodeado por mi familia, tíos, tías, primos, primas, primicos, primicas, en fin, que no me voy a sentir solo en ningún momento; tendré que buscar un rato para mí, pero a ver como lo consigo, porque lo tengo difícil. Siempre me gusta pasar unas horas conmigo mismo, me sienta bien, para hacer libremente lo que me apetezca. Ahora esas horas, quizás es media hora, ya que tengo mi retoño en mi vida y yo no quiero separarme de él. Jo, es que es tan bonito obsérvale. Ya empieza a sonreír, aunque bueno, va hacer tres semanitas ya que está en la vida. El otro día Lucia se tumbo en la cama y le puso encima suyo; se quedó frito (al igual que se queda dormido cuando le estoy cambiando el pañal); les hice unas fotos. Se le veía tan feliz, a los dos, que me dio hasta envidia. Que tranquilidad, pero no os creáis que no llora, porque lo hace, como todos los bebes. Hambre, pañal, sueño, no me quiero ni imaginar cuando le empiece a crecer los dientes. Pero no vayamos tan rápido que estoy disfrutando y mucho. Como es posible (es retorico) que nazca un ser con la semillita del padre y la “flor” de la madre… para que luego digáis que solo es follar y follar, que también, no soy tan inocente Jajaja… creo que ya me entendéis.
 
Pues eso, que las Navidades ya están aquí, un año que se acaba y nuevos propósitos para el 2011, aunque la mayoría no logremos esos objetivos; yo la verdad que no hago eso, pero como he dicho antes, voy a cumplir ya 35 tacos, tengo mi retoño, mi trabajo está bien definido y joder no puedo pedir más. Quizás un buen novio/a; ¡ahí lo dejó!... pensándolo bien, pues si tiene que surgir saldrá, sino no me preocupo, que sexo sé que no me va a faltar. Otra vez sexo, si es que es inevitable, al menos para mí, y no me digáis que no pensáis en sexo que no me lo creo.
 
Pues nada, poco más que contaros, si es que lo sabéis casi todo de mí. Ya no me seguís por el facebook, malditos cabrones que no me dieron respuesta y me quedé con las ganas, pero Jordi (ale te mencioné) os explica algunas cosillas, ahora tengo Twiter, tengo Skype, aunque la verdad que bien poco estoy conectado…
 
Tan solo me queda deciros que FELIZ NAVIDAD, disfrutar de la familia, amigos, pareja, que no me comáis mucho, y si habéis tenido suerte con la lotería gastaros el dinero en lo que más os guste, pero guardar un poco que nunca se sabe cómo va a ir el próximo año que está aquí a la vuelta de la esquina.
Feliz Navidad, y que empecéis el 2011 con buen pie. Y portaros bien que los tres Reyes Magos os vigila.
Besotazos que de eso nunca puede faltar, por supuesto de mi marca registrada.