lunes, 17 de junio de 2013

MARICA MALA (PRIMERA PARTE. FICCIÓN)

Cuando Jesús Galient, se me presentó de repente, aquella tarde de Julio, estaba yo sentado en una terraza tomando una cerveza, esperando a mi novio. Estaba leyendo un libro y con la excusa de que le gustaba mucho la autora, Pilar Mateos, se me presentó y sin invitarle, se sentó en la silla vacía. Me miraba de forma extraña, casi daba miedo. Más tarde descubrí, que debí de echarle de allí, sin ningún miramiento, porque era la reencarnación de la verdadera marica mala; a través de mis amigos, me enteré que le llamaban “el galleto” por lo feo y mala que era. Pero vayamos por partes:
Pedí el traslado a Madrid, porque allí se me presentaba una buena oportunidad de ascender en mi trabajo y entre otras razones, porque estaba hasta los huevos de mi pueblo. Vivía en un pueblo de 20000 habitantes, que a priori, no se puede considerar pequeño, pero no tenía nada de atractivo; el cine, hacía años que lo habían cerrado, no había ni un solo pub para tomarse unas copas y menos aún del conocido ambiente. Nunca había entendido esa palabra, no la definición, sino la utilización, ¿de ambiente? Pues que yo sepa en todas partes hay ambiente. No sé porque no le llamamos las cosas por su nombre, ya que todo el mundo lo iba a entender mucho mejor. Un bar gay. Aunque puede llegar a ofender, porque no se oye “voy a un bar hetero”; yo y mis reflexiones. En definitiva, que no había un lugar de ambiente, y en mi pueblo, necesitabas el coche para todo. Normalmente los fines de semana, nos íbamos para la ciudad;  cada semana, uno del grupo, era el que conducía; íbamos cinco en el coche y si alguien ligaba, pues ya se las apañaba para la vuelta. De todas maneras, entre semana, mi pueblo era puro aburrimiento y la mayoría ya nos conocíamos. Y al tener la oportunidad de largarme a Madrid, no me lo pensé dos veces. Aquella tarde, tras trabajar y aceptar mi nuevo puesto, me preparé la maleta; no se lo había contado a nadie. Mis padres se llevaron una gran sorpresa y sin entender mi marcha repentina, intentaron disuadirme para que me quedara. Fue en vano porque lo tenía claro, quería irme de allí y empezar una nueva vida. En Madrid tenía amigos, así que solo no me iba a sentir. Tras preparar la maleta, y mandar unos cuantos mensajes, quedé con algunos colegas, para soltarle el bombazo. Lleve unos botellines de nuestra marca preferida y lo celebremos. Me dijeron que me iban a echar de menos, pero que entendía mi postura, y que si ellos tuvieran la misma oportunidad que yo, lo hubieran aceptado sin más. Tras beber, quedemos en que le daría mi dirección, cuando me estableciera en la ciudad. Primero iba a ir a un hotel, ya que no quería molestar a nadie, pero tenía claro que iba a encontrar piso en seguida.

Y así fue, tras pasar cinco días en un hotel, más o menos cómodo, e instalarme en la central, en mi nuevo despacho, mis amigos me ayudaron a encontrar, un pequeño apartamento de soltero, que me venía genial, por precio y ubicación. Era perfecto. Salón y cocina juntos, con aire acondicionado, lavabo amplio, habitación con armario de cuatro puertas empotrado. Me bastaba para mi solo; fácil de limpiar, de recoger y súper cómodo para mí. Me gustó en cuanto lo vi, así que, no me lo pensé dos veces y aboné lo que me pidieron. Al sexto día ya estaba todo instalado en mi nuevo pisito, y esa noche lo inaugure con un buen polvo. Todo perfecto.

No me costó nada instalarme en la ciudad; mi nuevo puesto, requería mas responsabilidad, pero también era una buena pasta gansa y tener cinco personas a mi cargo, que uno de ellos era colega mío, me facilitaba mucho las cosas. No me costó adaptarme al trabajo, tenía mi buen grupo de amigos y sexo no me faltaba. No podía pedir mucho más. Todo iba bien, no me preocupaba el no tener pareja, me sentí pleno y feliz tal como me iban las cosas; solo echaba de menos a mi familia, y a mis amigos de mi pueblo, pero con bajar de vez en cuando o ellos venir a visitarme, me conformaba. Más no se podía pedir.

Volvamos aquella tarde en la que Jesús, me abordó como un verdadero acosador. Pero antes os explicaré como conocí a mi novio Santiago. Como dije, nunca me había preocupado el tener o no tener pareja, aunque tengo que reconocer que echaba de menos, que tras un buen polvo, la persona que me follaba, me dijera que me quería y se quedara en casa a dormir. No es que no se quedaran algunos, pero no es lo mismo, ya que muchos de ellos, tras follar, se marchaban y aunque se quedaran a dormir, al día siguiente se iban sin decir mucho más, y a la mayoría no les volvía a ver, aunque nos encontráramos en algún pub, no te dirigían la palabra. Con muchos otros repetía, ya que teníamos buena conexión sexual, sabiendo que como pareja no iba a funcionar, si que en la cama iba a la perfección; la verdad, que no tenía quejas de mi vida sexual; no es que fuera un adonis, pero tenía mis encantos, y al ser bastante abierto, pues conocía rápidamente a mucha gente. Pues bien, una noche, tras no encontrarme muy bien, salí del pub a respirar un poco de aire fresco; no había bebido mucho, pero quizás la cena abundante y los picantes de la comida india, me estaba jugando una mala pasada. Me senté en un banco, cuando Santiago, se sentó, y sin poder encender su cigarro, me pidió un mechero. Nos miremos a los ojos, y con una sonrisa, le cedí mi encendedor. Nos rocemos las manos, y sentí un leve escalofrío. Tenía unos ojos preciosos, una mirada que traspasó la mía. Me puse nervioso, como nunca me había ocurrido, o en un muy pocas ocasiones. Contadas diría yo. Nos dimos los nombres y dos besos. Me preguntó que hacía allí sentado y si había ido solo. Le contesté, con un nerviosismo, como un adolescente que acaba de conocer al que cree que es su amor verdadero, que había salido a respirar un poco de aire y que había ido con mis amigos. Él, con una sonrisa casi perfecta, me dijo que había salido a fumar un cigarrillo, y que estaba a punto de marcharse, pero que ahora quizás tenía motivo para quedarse. Me cogió la mano, cosa que me sorprendió, y entremos de nuevo a la sala. Me llevó a la barra del bar y me pidió una copa; no sé bien lo que llevaba, pero la verdad que me sentó de puta madre. Le presenté a mis colegas, estuvimos bailando, hablando e intercambiemos los números de teléfono. La verdad que deseaba follármelo allí mismo, y cuando nos dimos el primer beso, se me puso dura al instante; besaba genial, y tenía ganas de más; pero aquella noche solo hubo eso, besos.

Hasta el tercer día, no le volví a ver; tras dejarnos miles de whassaps, y de charlas interminables, hasta alta horas de la madrugada, volvimos a quedar en el centro. Aquella tarde si hubo sexo, y no veas, fue escandalosamente bueno; tras corrernos y ducharnos juntos, en su piso, cenemos juntos y aquella noche dormí junto a él; por un instante, pensé que era muy precipitado todo, que estaba pasando muy rápido las cosas, y así se lo hice saber. Me miró con sonrisa picarona, diciéndome que si estaba disfrutando de su compañía, que más da si pasaba en el primer día, o si pasaba un largo semestre, que lo importante era que viviéramos el momento, que mañana no se sabe lo que puede ocurrir; que su filosofía era esa, vivir los momentos como si fueran únicos, como si el mundo se fuera acabar y que no le daba importancia a ciertas cosas; que si me sentía incomodo o quería ir mas despacio, que me entendía, pero que no veía razón por no estar juntos e intentar algo bonito. La verdad que tenía razón; siempre me había gustado vivir al día, sin tener preocupaciones para el mañana, pero en cuestión de pareja, algo serio, pues le daba demasiado vueltas; y así hice, hacerle caso y ya llevamos más de seis meses.

Pues bien, aquella tarde, sentado en la terraza, esperándole, con mi libro, Jesús, se sentó en la silla vacía y empezó hablarme de la autora, con aire de saberlo todo, y como si me conociera de toda la vida. Me habló de un libro, que confundió con otra gran autora, y al intentar corregirlo, me puso el dedo en mis labios. Le miré con desconfianza, no era para menos y le dije que si me conocía de algo. Se rió, con una carcajada estrepitosa, muy escandalosa, que la gente de al lado, incluso nos miraron reprochándonos el ruido que estábamos haciendo; bueno más bien él, porque yo me sentía incomodo en aquella situación; un extraño, que no conozco, ni tan si quiera de vista, se sienta sin más y empieza hablarme de aquella forma, pues era de una incomodidad exagerada. Su respuesta a mi pregunta, fue que me había visto navegar por Twitter, y que le parecí atractivo; mientras me hablaba, porque anda que no le gustaba cascar, intenté hacer memoria y no recordaba tenerle en la red social; lo utilizaba, pero la mayoría eran amigos míos de toda la vida, y algún que otro familiar, pero no recordaba a ningún Jesús Galient, si es que utilizaba su nombre, porque claro, muchos escriben con nombres raros. No, estaba seguro que no le seguía en Twitter, y antes de que me taladrara más la cabeza, con esa verborrea molesta, le dije que se estaba confundiendo de persona. Me miró, soltando de nuevo la carcajada molestando de nuevo al resto, y cuando acabo, me confesó, que había soltado unas pequeñas mentirijillas, que no me conocía de la red, sino del pub "el sitio", lugar que frecuentaba con los colegas, y que había visto algún comentario mío en la red, y que un tal Antonio o José, que no recordaba bien su nombre, le había hablado de mí. Tenía la cabeza a punto de estallar, con tantos datos, que no le daba importancia y no me hacía recordar que le hubiera visto alguna vez, que no sabia de que tíos me estaba hablando y solo deseaba que Santiago apareciera de un momento a otro, porque por mucho que intentó, el tipejo no se movía de la silla. Me daba datos y más datos, como si me importaran algo y no se detuvo, hasta que por fin, apareció mi novio. No sé si fueron diez minutos o más, pero me pareció una eternidad. Me besó en la boca y me preguntó quien era mi amigo. Antes de que pudiera responder, Jesús se presentó, dándole dos besos en la cara e intentó darle un beso en la boca. Mi novio se apartó, antes de que se lo pudiera dar. Con la mano, cogió una silla libre, pero Jesús, por fin, con su carcajada estúpida  me dijo que ya  nos veríamos de nuevo, pero que se tenía que marchar, que había quedado. Y tal como llegó, se fue. A mi novio entonces le expliqué lo sucedido; no daba crédito a lo que oía, y con un resumen, lo mejor posible, le conté todo. De aquello, solo sé que aquel tipejo no le conocía de nada. A Santiago se le ocurrió entrar en la red social y allí apareció su foto. Miré el mio y sí, allí estaba siguiéndome. Yo a él no. Pero si entré y mire algún comentario suyo. Y la verdad que todos eran negativos, hablaba de terceras personas, insultando incluso algunos de mis amigos, daba la vuelta a la noticia y lo más increíble, que a penas cinco minutos, había contado que me había visto en una terraza, a las siete de la tarde, todo borracho. Pero si entrabas de nuevo en su perfil, borraba los tweets que había escrito en la última media hora, incluyendo otros, con barbaridades, siendo una autentica marica mala.




6 comentarios:

  1. La cosa pinta la mar de bien, nen!!
    En ese estilo tuyo tan particular de escribir las cosas tal como te vienen a la cabeza y con esa frescura tuya, que ya sabes que me gustan mucho, jejejejeje!!
    Espero ya una segunda parte, que sto se me pone interesante. Te puedes inspirar, como ejemplos de maricas malas, en algunos de los que tanto tú, como yo, tenemos en nuestro TL, que las hay y muchas.
    Venga, sigue escribiendo ahora que tienes tiempo que quiero saber que pasará on ese cabrón de Jesús Gallent, que, como te conozco ya bastante, supongo que se llevará un escarmiento de órdago, jejejeje!!

    Tu amigo, ErosMacho

    PD: Y que sepas que, como tu protagonista, yo también quiero dar el salto a Madrid ya mismo, aunque me encuentre mucha smaricas malas, jejejeje!!

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    1. Hola. Vaya vaya, como te gusta descubrir cosas jajaja. Me estáis dejando el listón muy alto, a ver como continua la segunda parte y si os gusta tanto jeje.
      Un abrazo

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  2. Pero que buena pinta, deseando que sigua el relato, se me ocurren mil maneras de continuar el relato, pero seguro que la que tu cabeza está maquinando supera todas las mias.


    Un saludo,
    Franek

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    1. Hola. Pues como te dije en Twitter, me estáis "presionando" y admito sugerencias jeje. A ver cuando la escribo y si os sigue gustando.
      Un abrazo amigo

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  3. te ha puesto el liston muy alto... creo que la segunda parte puede ser mas picante... necesitamos un relato tuyo ultraerotico...

    Fränk Romeo

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    1. Hola. Pues todos me decís lo mismo y eso me alegra, pero no se sí la segunda parte os gustara tanto. Estoy presionado jajaja

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